noviembre 07, 2011

Ella y Él


Ella quería huir y no afrontar, el amor que le ofrecían…
Púes su miedo era más grande que su paz y sus creencias…
Y una tarde gris, atada en consecuencias, decidió marchar…

Él quería decirle que no le importaba…
Cuanto tenía que esperar…
Púes su beso, en aquella noche blanca,
Le ato el alma a su mentirosa paz…  

Ella pedía que una mañana fría, no lo encontrara más…
Pedía deshacer todo el engaño de su amar.
Y para él toda la magia del pasado, quedó en un intento mal logrado
Y en una herida mortal…

Ella dice adiós mientras rápido empaca…
Él se llena de valentía y decide dejarla…
Ella no vuelve, no vuelve más…
Él quema sus ganas y la ve avanzar…

Ella no vuelve la vista, se marcha…
Él limpia sus ojos, intenta frenarla…
Ella toma el avión y se aleja, se aleja…
Él queda en casa, esperando a que vuelva.

Quería soñarla, una vez más…
Púes Ella no le dejo ni la paciencia
De una espera más…
No le dejo ni las lágrimas de otro final….

Quería empacar, empacar las notas...
El amor, la llama, las pocas memorias…
Quería llorar y morir en soledad…
Desangrando en Ella…

No supo más nada…
La luz de una nueva mañana… No llegó.

Ella le dijo adiós, mientras rápido se fugaba
Él se llenó de valentía y escribió la última nota
Ella no volvió, jamás volvió…
Él quemó sus alas, sus mañanas y su vida.

Ella no llama…
Él se desgasto el alma, ya no puede esperarla…
Ella rehízo su vida, sigue tan sana…
Él enterró la historia.
  
Detonó sus alas, no le sirven más…
Juro no volver a intentar…
Ella lo dejó vacío, lo llenó de lágrimas amargas…
Él creyó que tenían un mañana…

Él yace muerto en la bañera…
Ella conserva su sonrisa…
Él conserva las memorias y las heridas de su esposa…
Ella regala en un hotel las caricias rotas de una sombra. 

noviembre 03, 2011

Señor.

Te regreso mis labios y mis besos;
habitación solitaria, blanca almohada.  
Te regreso mis manos y caricias;
vela encendida, fuego radiante, luna fugaz.

Te regreso mis piernas, mis brazos, cada uno de mis dedos;
espacio vacío, luz del solitario. 
Te regreso mi aliento, mis sueños, mis hitorias; 
azul destellante, brillante ayer.

Te regreso mi tiempo, mi cabeza;
huella del sutil, abrazo del final, beso bien recibido.
Te regreso, mis ojos y orejas, mis dientes, mi lengua;
suspiro por la mañana, aurora que nos abraza.

Te regreso mi último pensamiento;
Castillo bendito, gigante de acero: brilla está noche.
Te regreso mi caida, mi desmayo, mi calor;
árbol generoso, ayuda celestial, bellisima silueta.

Te regreso mis arterias, mis venas, mis sistemas y mis celulas;
Fruto creador del universo, cama de estrellas, vida nueva.
Te regreso el corazón;
púes tan sólo yo quisiera, qué ella se sienta bien. 

-Ayúdame señor, qué ella esté bien.

octubre 30, 2011

Sueñosyya'311011

Llega el aroma de tu piel, hasta el candado de mi boca,
mis labios y tu vaivén, nuestra pausa y un porqué...
Nos tienen aquí abrazados, me miras y después
te beso en silencio.

Y desde el sofá cocinamos un recuerdo,
del descanso, del después, del día que te hice mía,
aquél día, que sin querer deje mi corazón en tus mejillas...

Amanece y nuevamente te veo volando
paseas en mí habitación, de puntillas y sin pudor
mientras dedicas el tiempo a seducirme
como quién no entendió, me repites nuevamente
la doctrina.

Tus besos en mi piel, tu cuerpo de mujer
me tiene aquí con fiebre...
Anoche con el fuego de tu boca me quemaste
sin querer, pero me fundí contigo.

Púes has de saber mujer, que yo estoy
irremediablemente, enamorado de tu boca.
Y no quiero ni pensar, qué un día va a terminar,
el ritual de hacerte mía.

octubre 28, 2011

El son "AR"

Tiempo atrás, cuándo aún podía yo tus manos besar, 
justo ese día en el que juntos vimos el mar,
el cielo brillaba y con él, tus pasos al andar,
me mirabas de reojo y en tu pecho veía la brisa bailar. 

Tomaste mi mano, no me querías soltar,
reías y corrías por aquélla orilla, te vi, admirabas el lugar,
te seguía y te seguía, no querías parar,
llegamos al límite y en tu cuerpo quería sanar.

El sol nos abrazo y, con su luz nos invito a amar,
juntos aceptamos el mandato divino, te dejaste abrazar,
en tu espalada miraba el horizonte, podía gritar:
"Qué me lleven la vida, le amo no hay más". 

Un aire lleno de vida nos comenzaba a tocar,
nos paramos frente al sol, se empezó a ocultar,
lentamente bajo, hasta qué la noche se quedo a mirar,
el fuego de tu amar, la luz de nuestro soñar.

Urge por todas tus ropas, hasta llegar
al punto de ebullición y allí la última canción tocar
en tu ombligo en tu vientre, en tu amar. 

"Morí en tus brazos, aquél día, yo nunca quise despertar". 

septiembre 12, 2011

Quédices?'130911

Imagina alguna vez, ese mágico día.
Mi libro editado, impreso y es hora de una gran conferencia, dónde presente ante gente que ya leyó y otra que apenas lo leerá, mi libro; mi sueño. Centenares de gentes que al parecer no conozco llegan al auditorio, mis familiares en una esquina, yo detrás del escenario nervioso, tomando agua, calentando motores, pero algo me fatiga, sé que no estarás. Duele y empeora cada segundo, no estarás en la primera presentación de aquel libro, que sólo habla de ti y de mí.
Faltaban 20 minutos para el encuentro con las gentes que llegaron, saludaba a lo lejos a mi familia, mi madre se acercó y me dio su bendición; le pregunte por ti, no sabía nada. << ¿Por qué tardas tanto mi amor? >> pensaba nervioso – no sé nada de ti, nada -, la agonía me calcinaba, pensaba que las palabras no brotarían estando ya arriba, pero tomé más agua todavía afloje mi corbata y de un tirón fuerte la quité. Pasaron 10 minutos dramáticos, entre manotazos a mi madre preguntándole por ti, entre aplausos y gritos de desesperación de la gente, entre mi manager preguntándome si todo está bien –no, no está bien, me falta mi inspiración-, continué caminando de un lado a otro, te busqué entre la gente y nada.
5 minutos y a escena, tendré que conformarme con verte en la casa, abrazarte y preguntarte porque no llegaste a éste importante momento en mi carrera, cabizbajo tomé la copia mía del libro y me preparaba para subir. Comenzaban a anunciar mi nombre, primera llamada, decían. Era hora y tú no llegabas. Suspiro al aíre y lejana tú presencia –otra vez el trabajo te privo de mi vista, de éste momento especial, para los dos. El libro de nuestras historia sin fin se presentaba ante centenares de lectores, y tú no estabas ahí-, segunda llamada.
Por fin era hora de subir, miré hacía donde encontraba a mi madre, otra vez le preguntaría por ti, pero algo raro ocurría, no la vi, me paré de puntitas, meneé mi cabeza de un lado a otro, no estaba - ¿qué pasa? – no los encontraba, a nadie. Tercera llamada, con ustedes: Eduardo Oyervides, en la presentación de su primer libro, llamado: Elisa. Se escucharon aplausos, suspiré al aire nuevamente, me resigné – no vendrá -.
Comencé hablando de cómo me decidí a escribir está historia tan personal:
Fue sencillo – dije -, apenas en mis tres meses de relación me tocó observar como ella, contaba alegremente nuestra manera de conocernos, que por cierto, no fue nada típico. Ella lo contaba con una chispa, reía, se alborotaba, reía de nuevo. Y viéndola en una de esas manías, comprendí que tal vez yo podría darle un valor más significativo a ese momento; porqué, no es que quiera pintarles mi cuento de hadas, pero, la conocí y me enamoré perdidamente. Como dije no fue nada típico la manera de conocernos, pero me enamoró tan rápido, y, ella es tan perfecta, que caí a sus pies redondito – platicaba, mientras los espectadores permanecían callados y reían con mis cosas, pero yo con la vista buscaba a mi familia, y seguía sin verlos, proseguí – un día, te das cuenta que una sonrisa, un gesto de inocencia, y un perfecto contraste con el cielo, te pueden dar a la mujer perfecta; pero se preguntarán ¿cómo sabías que era la mujer perfecta? Bien, simple, ella a sido y será la única… - frené, vi algo que me congeló -. Una pausa larga, muy larga, la gente quedo sorprendida, frené tan de repente, pues ni más ni menos, llegaste. - Llevabas en vestido blanco que te regale en nuestra primera noche juntos, cabello suelto, en las manos tenías una copia de mi libro y una flor, te miré, me mirabas, temblé y mi manager me recordó la conferencia, retomé el tema, pero una sonrisa enorme se había dibujado en mi rostro, continué -, perdón. Les decía, es y será la única mujer, que explotó al máximo mi faceta de escritor, es la única que me llevo hasta el cielo, volando. Cómo dice el poeta Oliverio Girondo, es su poema “el espantapájaros”: “…no me es posible ni tan siquiera imaginar qué pueda hacerse el amor más que volando”.
Te acercabas más y más al escenario, te miraba desde arriba de él, te cuidaba. Llegaste hasta el escenario, nunca te gusto demostrar ante la gente, siempre eras reservada, pero algo gigante no sé qué paso, que alzaste la flor hacía mí y me miraste, fijamente. Paré y tomé la rosa sutilmente, tomaste mi mano y me jalaste hacía ti, al momento de caer, manoteaste como queriendo atraparme, era imposible, semejante gorilón. Caí en frente de ti, aun sostenías la flor, y de nuevo me la diste, mientras el guardia arriba del escenario me intentaba subir, de pronto se armó una trifulca, la gente quería tocarme, te abrace y aleje de todo aquello, la gente quedo paralizada, era algo que ningún otro escritor antes había hecho, veías caer fotos y fotos de periodistas, tú incrementaste tú valor, antes ni me hubiese abrazado ante tanta gente, pero en ese momento escuche tú voz en el oído – ¿no me besarás? – dudé, esa no eras tú o ¿sí? - ¿segura? – pregunte dudoso, sólo respondiste con un “aja”, dejé de abrazarte te miré a los ojos, me miraste, esos ojos grandes, brillantes, llenos de paz, de amor, de alegría, emotividad, y los míos llorosos, nunca fui tan fuerte. La gente nos miraba, espectadora, todos, guardias, barrenderos, los de las luces, el de las chucherías, el presentador, todos, absolutamente todos nos miraban, pero, aun así, cumplí tú solicitud, te besé.
Un beso largo, emotivo, por el momento y porque lo necesitaba después de pensar que no llegarías, un beso que sello el compromiso y éste gran alcance que logramos con el libro. Dejaste de besarme y dijiste sube aún no termina esto,  subí y terminé la conferencia con estas palabras:
-          Señores, señoras, señoritas, jóvenes en general, les agradezco, el colaborar con éste sueño, éste libro además de ser para ustedes podrán haber notado en la dedicatoria que sólo hay un nombre, un hermoso nombre, un significativo nombre, y espero que alguien se sienta identificado con esta historia, porque todos podemos encontrar una Elisa. Todos podemos, creer, luchar, soñar un futuro con aquella persona amada, y para no hacerles el cuento más largo, finalmente gracias a mi familia que está presente y aunque al principio se burlaban de una capacidad en mí desconocida por ellos, y ahora, véanme. Este logro es para mí familia y para desde hoy, la nueva integrante de ella, y mi inspiración, mi vida, mi todo, Elisa Brito, que si ustedes compañeros, auditorio en general, quisiera pedirte Elisa, ¿te casas conmigo? -.
Dejé al auditorio en silencio, todos a la espera de la respuesta, yo sentía que todos la miraban, pero es no me importo, yo también sólo la miraba, a la espera. Agachaste la mirada, temblé, era un “no” cantado. Levantaste tú rostro y con una enorme sonrisa dijiste – sí, acepto -, el público enloqueció, aplaudían, gritaban, todo era euforia y yo más que feliz, pedí que te subieran al escenario, tenía tú anillo listo, y te recordé algunas cosas en voz baja:
 Te prometo, cada noche, dejar que me poseas, dejar que me hagas el amor, locamente si tú quieres, rómpeme las ropas, aráñame, hazme tuyo, que mi fe y voluntad están en ti.
Te prometo, dejar que juegues en mi piel, que sudes y mesas tú cuerpo sobre mí; prometo lo que necesites, hasta morir si lo decides, pero siempre por ti.
Te prometo, mis sonrisas, todo lo que soy, mis locuras, gobiernas mi futuro, mis mañanas, con mi cabeza en tu hombro, abrazados que más me haría feliz, amanecer junto a ti.
Te prometo, mi vida: sólo para ti.
Metí el anillo en tu dedo, me paré y te abrace, nos despedimos del público entre aplausos y gritos. Bajando del escenario, pregunte porque no llegabas y estaba preocupado, contestaste casi riendo, fruncí el ceño, no era de risa, pero dijiste – tú mamá me dijo que no te viera, ¿recuerdas el primer cumpleaños tuyo, dónde llegue de sorpresa? Algo así me pidió tu mamá, por eso no contesté, por eso no llegue a tiempo. Ahora sí, reí con ella. Y de nuevo la besé.

septiembre 10, 2011

ellamesalvó'100911

Elisa, eres y siempre serás esa inspiración que siempre busqué. 

- Elijo un final, ahora mismo... - mí muerte y ya - Elijo teminar con toda está cotidianidad, está desdicha, estás lágrimas, qué todo acabe al fin -. Tomé una hoja y una pluma y comencé a relatar...

"Adiós plato de la mesa que nunca lave, adiós llave de la puerta que jamás encontré, adiós papá, adiós mamá, adiós cielo azul que jamás veré, adiós pluma que jamás utilicé, adiós árbol que nunca subí, adiós monte y horizonte que nunca veré, adiós a la alemania que jamás conoceré, adiós a los perros que no acararicié, adiós a mi tíos, mis primos, abuelos, nietos que no veré, adiós a mi jardín, adiós amigos que jamás conoceré, adiós al politico por quién jamás voté, adiós a mis suegros... y sobre todo, adiós mi vida, mi razón, mi existencía, mi musa, mi fe, mi pasión, mi felicidad pura, mi amor puro... Adiós mi Elisa".


Terminé doble la hoja, y decidí recostarme en está mi última cama, dónde sólo esperaré mi final.
Estaba decidido a éste adiós, cuando nadie se lo esperaba, cuando nadie se lo merecía... -¡NO!-, gritaron a mis espaldas - ¿qué haces? - retiré el cuchillo de mi muñeca
-nada, atrás no te acerques...- Temblaba - soy yo corazón, Elisa... No lo hagas - Su voz era de piedad, lloraba eso nunca me gusto, nunca me gusto verle llorar
-Tengo qué, yo ya no sé que más darte a ti - lloré envuelto en esa sabana blanca
- ¿amor? no tienes que darme ya nada más, así soy feliz, muy feliz - seguía llorando, comencé a luchar con mi mente, algo decía no te vayas, y otra voz profunda decía hazlo.
-¡NOTEVAYAS!- gritó ella, y estremecí, prosiguió al instante de yo girar mi cabeza - sin... ti.. ¿qué haría?- y se echo a la cama, me abrazó y me besó, retiro el cuchillo y lloramos largas horas ahí.

-tienes razón... Elijo vivir; lavar ese último plato, buscar hasta debajo de las piedras esa llave, abrazar a mi papá, besar a mi mamá, recostarme en el jardín y mirar el cielo azul por varias horas, ultilizar esa pluma y retractar el inmenso amor que tengo hacía mi Elisa, escalar ese árbol gigante, viajar al monte y observar junto a mi Elisa ese horizonte pleno. Elijo, conocer alemania, centenares de perros acariciar, comunicación con mis tíos, primos, abrazar a mis abuelos, conocer y amar a mis nietos, dejarlos jugar en mi jardín y ¿porqué no? también con ellos jugar, recontactar a mis amigos, votar por un politico al que todos tacharán después de corrupto, abrazar a mis suegros... y sobre todo; elijo amar, concentir, mimar, besar, abrazar, escribir; elijo compartir mi amor puro con ella, mi amada Elisa. Gracias -.